Periodistas en el infierno

Aunque por aquí por España llevemos años intentando laminar algunos de los pilares del periodismo yo no me cansaré en el intento de sacarle brillo el oficio. Si hace falta hasta le besaré la boca. Si haces click en el título de esta entrada tú también comprobarás que la cosa puede ser seria, muy seria. Las bobeces que escupimos aquí en España nos hacen únicos en el mundo, como el gazpacho, la paella o la tortilla de patatas. Para levantar el ánimo basta con no engañarse. Las soplapolleces que algunos canales de la TDT emiten en su horario nocturno son al periodismo lo que la mortadela a un paquete de pipas. Y escribo la noche sin olvidar el día y cada uno de sus minutos.

Frente a quienes están condenados a ser inquilinos del infierno están las personas a quienes besaría el paso. Ejemplos hay mil. Apunta nombres como Marlene García Esperat, Haider al Hussein, Pedro Cárdenas, Efrain Varela o Blas Julio. A ellos y en su nombre al oficio de informar está dedicado el libro de Terry Gould, "Matar a un periodista".  
Uno de estos tipos que engrandecen el oficio me ha quitado algunas horas del fin de semana. Pascual Serrano nos recuerda qué es esto del periodismo y qué es esto de informar. También se acuerda de los informados:


No es el cielo lugar para el periodista, el limbo es lo más alto a lo que podemos aspirar. Y llegar ahí ya es mucha meta porque las 7 plantas del infierno guardan un sitio para casi todos:

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aquí uno que tiene plaza en el infierno.


Al infierno con él

Natxo dijo...

Yo a algunos de intereconomía los metía al Valle de los Caídos y (en idea de Anasagasti) volaba esa verguenza. Si se salvan que el susto les valga para algo.

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