Con el ruido de las olas

Mienten las teles, mienten las radios, mienten los digitales y mentirán mañana los periódicos. La extraña fascinación con la que el poder de la realeza doblega el sentido periodístico de las empresas de la información ha llevado hoy a la repetición de la misma mentira una y mil veces. Dos mil millones de personas seguirán por televisión, se decía, la boda del príncipe Guillermo y Kate Middleton; es sólo un anticipo de la desgracia que espera a la pareja. Si no aprenden a convivir con la mentira mediática les espera el peor de los mundos; si las teles aman a esta pareja, como amaron a Diana de Gales, su desgracia está asegurada. Si me lo permitís, Kate y Guillermo, perderos en alguna de las playas de Bariloche y volver lo menos posible, no os arrepentiréis.

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