Es el terreno que pretendo, el de los principios básicos. Caminando por ahí me encontré un día con Eduardo Galeano y tome su mano: “Al fin y al cabo somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”.
Hay palabras que se llevan faltal con el ejercicio del periodismo profesional. Son palabras que desangran la profesión. Miro al teclado y saltan ofendidas, ahí las leo, docilidad, sometimiento, obsecuencia y miedo; son las primeras de un centenar, todas sonrojantes.
Sucedía esta mañana, la policia nacional detenía a José Bretón, el padre de los 2 menores desaparecidos en Córdoba. Con la noticia en los teletipos de las televisiones un editor, cualquiera, le decía al adjunto que le dijera al jefe del área que le dijera al responsable en Andalucía que le dijera a su segundo que le dijera al redactor en Córdoba que se fuera para allá. ¡Quiero un directo! Y un jefe, que pregunten en NovacaixaGalicia, siempre sabe lo que quiere. A esta hora, 23h 12m, no he visto menos de 10 directos; casi todos huecos, vacíos, vacuos, sin sal, clónicos. Todos han cumplido a la perfección con los designios marcados ¡quiero un directo! Es lo que Victoria Camps llama el PRESENTISMO EN LA TELEVISIÓN.
Queremos conocer la noticia en tiempo real –“está pasando, lo estás viendo”-, hasta el punto de que lo que no ocurre en el mismo presente, deja de ser noticia. Tan habituado está el telespectador o el radioyente a vivir el presente que no puede evitar el zapping, para no perderse nada que merezca la pena registrar. Lo importante es ver las cosas cuando ocurren, en la realidad o en la tele, pues viene a ser lo mismo, y olvidarse de todas ellas cuando han dejado de ocurrir o se apaga el televisor".
Hoy, y también mañana, era día para conocer las consecuencias de la detención por la desaparición de los niños de Córdoba. Mañana,. y también pasado, nos interesaremos por el presunto, por ése, y por los otros presuntos de moda, los del juicio por la desaparición, violación y muerte de Marta del Castillo. Dos directos al día quizás supongan 2 puntos de share a la semana ¡quiero un directo!
Dicen algunos que la democracia, pendiente como está de los medios de comunicación, se ha convertido en mediacracia. Son los medios los que marcan no ya la agenda de la política, sino el formato que debe tener. Y en lugar de ser “medios”, de mediar entre, en este caso, la actividad política y el ciudadano que tiene derecho a conocerla, ellos mismos se encuentran mediatizados por la velocidad que les marca el paso que deben llevar".
Para los amantes de las velocidades cortas, las más duras, las más resistentes:
Los que Mandan sólo exigen un periodismo obediente.
Si el el periodismo es serio, adusto, tilingo, rufianesco o simplemente canalla como es frecuente en la Argentina, eso no le interesa mayormente al Poder. Lo importante para los medios es cumplir con Obediencia Debida las decisiones del liberalismo económico, y si a eso los gremios llaman profesionalidad, periodismo independiente o como sea, a quienes Mandan no les incumbe. Ellos sólo indican los temas a tratar, de qué manera y la formalidad restante no les cuenta.
El principio de convencer o seducir es de manual en el juego informativo, pero en Argentina los escribas se engolan o crispan tanto que acaban manipulando el símbolo y no lo esencial del hecho a considerar. La parcialidad aliena a cualquier escriba y lo acerca al precipicio del panfleto increíble
Intento que mi vida no acelere, nunca. Intento vivir a 60 pulsaciones, siempre. Intento no ser igual y en ese esfuerzo pretendo, siempre que puedo, no parecer distinto.
Mi vida profesional, e intento que también la personal, va de la mano de una de las grandes frases que el genial director de cine Jonathan Demme nos regaló en la no menos genial "El silencio de los corderos".
“Principios básicos agente Starling” le decía el doctor Lecter a Jodie Foster. Y la vida es así. Los principios básicos nos mueven las emociones, nos hacen cercanos y queridos, quizás lejanos y odiados. Todo dependerá de cómo los sepamos administrar.
En la palabra, en la distancia corta, en la mano abierta, ahí se refugian las claves de nuestras vidas. Ahí todos somos iguales…y todos somos diferentes. “Se tú e intenta ser feliz pero ante todo se tú”. De Lecter a Charlie Chaplin.
Y así se forja mi vida (creo que también la tuya). Cuanto más creo saber mejor administro la sencillez. No es ninguna paradoja; administrar lo sencillo es terriblemente complejo. Los miedos y las inseguridades son ingredientes que forjan nuestra identidad, son parte del ADN del yo. ¡No hagas esto!, ¡no hagas lo otro!, ¡no molestes!, ¡no metas ruido!, ¡deja paso!, ¡no comas mucho!, ¡come más!, ¡anda más despacio!, ¡anda más deprisa!
A ver quién es el guapo que sale indemne de tanta ley. Y uno llega a los 40 (fue mi caso hace 6 años) y mira hacia atrás con el vértigo de todo lo que le queda por hacer si mira hacia delante. Esa máxima para quienes administran bien porque todos conocemos a muchas personas que a los 40 ya deciden cerrar la atalaya. Luego, ¡es normal!, se quejan porque el corazón se les llena de musgo.
Y en ese tránsito las circunstancias me llevaron a estudiar “Ciencias de la Información” (Universidad del País Vasco UPV/EHU), una de las carreras más ampulosas que conozco, etérea como el humo, más por vaga que por sutil. Cinco años de clases, que no estudios, a cambio de un título. “La información no sirve de nada si por ella no pasa la vida”.
Años después llegó Emilio Lledó (mi principal maestro). Con él una frase (la leída) puso en su sitio a los casi 30 enseñantes (ni profesores, ni maestros) que mal que bien se ganaron su sueldo en la Facultad. Encajado a Lledó ya no me interesa la información sin comunicación; ahí me empeño. Por lo menos el título me ha permitido 20 años de ejercicio profesional, siempre en la televisión pública de España (TVE). En esa práctica pretendo ser periodista. Si no llegó quizás me quede en comunicador; no es mala meta frente a quienes se conforman con ser licenciados.
Y en el otro tránsito, en el de los principios fundamentales, está la gente que ha decidido regalarme parte de su vida; Inma, Ander y Amaia. Principios básicos. Agua, tierra, aire y fuego.
2 comentarios:
Hay días buenos y días mejores. Gracias
Los que Mandan sólo exigen un periodismo obediente.
Si el el periodismo es serio, adusto, tilingo, rufianesco o simplemente canalla como es frecuente en la Argentina, eso no le interesa mayormente al Poder. Lo importante para los medios es cumplir con Obediencia Debida las decisiones del liberalismo económico, y si a eso los gremios llaman profesionalidad, periodismo independiente o como sea, a quienes Mandan no les incumbe. Ellos sólo indican los temas a tratar, de qué manera y la formalidad restante no les cuenta.
El principio de convencer o seducir es de manual en el juego informativo, pero en Argentina los escribas se engolan o crispan tanto que acaban manipulando el símbolo y no lo esencial del hecho a considerar. La parcialidad aliena a cualquier escriba y lo acerca al precipicio del panfleto increíble
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