No he tenido la suerte de conocer mano a mano, en primera persona, cara a cara, a todas esas personas que tienen la suerte de trabajar en el mejor oficio del mundo. He leído que los hay abogados, los hay médicos, arquitectos, profesores, ganaderos, ebanistas, físicos, ... y también periodistas. La suerte que tenemos nosotros, los proyectos de periodista, es que tenemos un maestro que es capaz de decir lo que nosotros, aún pretendiéndolo, no somos siquiera capaces de imaginar. Me pasaría media vida para escribir lo que otro dijo por todos nosotros:
'Pues el periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las impresiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente.' (Gabriel García Márquez. Octubre 1996)
Y por este camino de la forja ya sí sé que si consigo ser periodista quizás me escuchen 20, 200, 2000 o quizás 2 millones. Hay quien se conforma con que les oigan, no me interesan. Ver o mirar, lleno o vacío, el yo o el vosotros. Pues eso, para todos aquellos que tienen la suerte de sacudirse la grisura cada día que acuden a trabajar. Enhorabuena por haber sabido amasaros en vuestro mejor oficio del mundo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario