Pogromantes del periodismo

Esta mañana he cambiado mis hábitos de lectura. La manipuladora, vergonzante  y muy acertada portada del ABC ha conseguido su objetivo. Le he dicho a Rafa (así se llama mi muy apreciado kioskero) que me pusiera un cuarto y mitad no previsto. Decía el ABC que la sociedad española es "víctima de la epidemia de la corrupción". Leída la provocación me he tenido que pedir 2 cafés, necesitaba más tiempo para leer con detalle el artículo de mi muy en algún momento admirado, Ignacio Camacho, "La cleptocracia nacional", Y releído el artículo y hojeados los otros textos en los que el ABC intentaba inocular su manipuladora visión, me he acordado de otro que fue director del periódico, Luis María Anson. Y sin saber que neurona gobernaba mis pensamientos he recordado una de sus más famosas declaraciones, palabras de 1998 recordadas hace unos años en televisión (interesan los 3 primeros minutos):

Y en este transitar por un domingo de verano que ya aconseja lecturas vespertinas me he encontrado con algún que otro pogromante del periodismo, esos tipos que se pretenden profesionales de la devastación y la destrucción del oficio. En honor de nuestro estado de salud escribiré gratuitamente que por cada pogromante hay en la profesión cientos de periodistas honestos con objetivos absolutamente confesables.

Uno que fue de los grandes del ABC nos dejó en herencia un decálogo para la ética del periodismo, aquí uno  de los principios que hoy asolan sus vástagos:

"Ser tan objetivo como un espejo plano; la manipulación y aun la mera visión especular y deliberadamente monstruosa de la imagen o la idea expresada con la palabra cabe no más que a la literatura y jamás al periodismo".

                                                                                (Camilo José Cela)