Es el terreno que pretendo, el de los principios básicos. Caminando por ahí me encontré un día con Eduardo Galeano y tome su mano: “Al fin y al cabo somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”.
¡Roberto, no somos nadie!. Era el mantra de mi abuela Ángela; una abuela que sin ser mi abuela fue más abuela que cualquiera de las madres de mis padres. Yo, en la España de los 80, proyectaba mi vida como elefante y ella me sabía como futura hormiga. Hoy que sé que el tamaño no importa debo reconocer la mucha razón que tenía.
Asunto WIKILEAKS. Mi distancia con el inglés me impide leer "los cables diplomáticos", no es obstáculo, más al contrario, para que lleve 3 días prendado de los muebles que se atisban por el resquicio entreabierto del cuarto oscuro de los poderosos de la tierra. Querido Julian Assange, seas tú, o sea quien sea lo que sea; gracias por abrir los ojos al adocenado ejercicio del periodismo. Si me habré alegrado de la filtración que ni me acuerdode los 5 golesdel Barsa al Madrid. Y sin bajarme de la nube, mientras en las radios "los hombres de Estado" ya dudan de Assange y de Wikileaks, leía (y comparto contigo) una muy interesante reflexión de Gabriela Cañas:
Y hoy que me apetecería meter en mi cama a Julian Assange para esconderlo de la Interpol, es el día para seleccionar, cortar y pegar un titular de prensa, el de El País. Si es verdad lo que no parece mentira que ya no cuenten conmigo, nunca más; así vaya a ganar las elecciones generales la extrema derecha y xenófoba de Josep Anglada. Pensemos en José Couso:
Mi abuela Ángela no sabía que más pequeñas que las hormigas son las bacterias. Sus libros hablaban de santorales y no de la Escherichia Coli, esa bacteria que se mueve en las aguas negras y los bolos fecales del intestino humano. Mi abuela me sabía hormiga: Hillary Clinton, en nombre del buen orden mundial, nos pretende bacterias. Nacer, comer, crecer, trabajar y morir. Si activas el verbo pensar, y piensas, que sea para optimizar el pago de tu hipoteca. Y así, con la gubia de las palabras, intento tallar lo que los artistas nos recuerdan hasta la obsesión. Desde hace unos días asocio el nombre de Assange al de otro genio, Ai Weiwei y sus polémicas pipas de la Tate Modern de Londres:
"...el artista chino quería enfatizar su crítica a un país como China, densamente poblado y donde la masa colectiva aniquila cualquier idea de individualismo".
Nos toca elegir entre hormigas o bacterias. No olvidar que también se puede ser elefante, ahí Julian Assange.
Me quedo con una frase del artículo que destacas. Van a por vosotros. Si sois buanas no habrá problemas, si no lo sois daros por jodidos
Vivimos un espejismo que engaña nuestro discernimiento. Los medios dan cuenta de vez en cuando de este festival de la transparencia que llega, entre otras cosas, gracias a las nuevas tecnologías, a través de Internet, de las redes sociales y los teléfonos inteligentes. Todo ciudadano, vienen a decirnos, es un reportero en potencia. Se acabó el monopolio de los periodistas.
Curioso internet, impresionante el poder de la red. Serán los ángeles o los azares pero de vez en cuando pasan cosas que no soy capaz de entender. Lo que sí entiendo cuando eso sucede es que no entiendo nada.
Un inesperado visitante del blog me deja un mensaje en el correo. La que creo parte personal queda en la reserva; la que creo es compartible aquí la dejo:
Intento que mi vida no acelere, nunca. Intento vivir a 60 pulsaciones, siempre. Intento no ser igual y en ese esfuerzo pretendo, siempre que puedo, no parecer distinto.
Mi vida profesional, e intento que también la personal, va de la mano de una de las grandes frases que el genial director de cine Jonathan Demme nos regaló en la no menos genial "El silencio de los corderos".
“Principios básicos agente Starling” le decía el doctor Lecter a Jodie Foster. Y la vida es así. Los principios básicos nos mueven las emociones, nos hacen cercanos y queridos, quizás lejanos y odiados. Todo dependerá de cómo los sepamos administrar.
En la palabra, en la distancia corta, en la mano abierta, ahí se refugian las claves de nuestras vidas. Ahí todos somos iguales…y todos somos diferentes. “Se tú e intenta ser feliz pero ante todo se tú”. De Lecter a Charlie Chaplin.
Y así se forja mi vida (creo que también la tuya). Cuanto más creo saber mejor administro la sencillez. No es ninguna paradoja; administrar lo sencillo es terriblemente complejo. Los miedos y las inseguridades son ingredientes que forjan nuestra identidad, son parte del ADN del yo. ¡No hagas esto!, ¡no hagas lo otro!, ¡no molestes!, ¡no metas ruido!, ¡deja paso!, ¡no comas mucho!, ¡come más!, ¡anda más despacio!, ¡anda más deprisa!
A ver quién es el guapo que sale indemne de tanta ley. Y uno llega a los 40 (fue mi caso hace 6 años) y mira hacia atrás con el vértigo de todo lo que le queda por hacer si mira hacia delante. Esa máxima para quienes administran bien porque todos conocemos a muchas personas que a los 40 ya deciden cerrar la atalaya. Luego, ¡es normal!, se quejan porque el corazón se les llena de musgo.
Y en ese tránsito las circunstancias me llevaron a estudiar “Ciencias de la Información” (Universidad del País Vasco UPV/EHU), una de las carreras más ampulosas que conozco, etérea como el humo, más por vaga que por sutil. Cinco años de clases, que no estudios, a cambio de un título. “La información no sirve de nada si por ella no pasa la vida”.
Años después llegó Emilio Lledó (mi principal maestro). Con él una frase (la leída) puso en su sitio a los casi 30 enseñantes (ni profesores, ni maestros) que mal que bien se ganaron su sueldo en la Facultad. Encajado a Lledó ya no me interesa la información sin comunicación; ahí me empeño. Por lo menos el título me ha permitido 20 años de ejercicio profesional, siempre en la televisión pública de España (TVE). En esa práctica pretendo ser periodista. Si no llegó quizás me quede en comunicador; no es mala meta frente a quienes se conforman con ser licenciados.
Y en el otro tránsito, en el de los principios fundamentales, está la gente que ha decidido regalarme parte de su vida; Inma, Ander y Amaia. Principios básicos. Agua, tierra, aire y fuego.
3 comentarios:
Serán muchas pipas, pero todas y cada una de ellas tienen su sonido, el problema es que los demás no escuchan sus pasos.
siempre que la escucho me siento mejor
Me quedo con una frase del artículo que destacas. Van a por vosotros. Si sois buanas no habrá problemas, si no lo sois daros por jodidos
Vivimos un espejismo que engaña nuestro discernimiento. Los medios dan cuenta de vez en cuando de este festival de la transparencia que llega, entre otras cosas, gracias a las nuevas tecnologías, a través de Internet, de las redes sociales y los teléfonos inteligentes. Todo ciudadano, vienen a decirnos, es un reportero en potencia. Se acabó el monopolio de los periodistas.
Curioso internet, impresionante el poder de la red. Serán los ángeles o los azares pero de vez en cuando pasan cosas que no soy capaz de entender. Lo que sí entiendo cuando eso sucede es que no entiendo nada.
Un inesperado visitante del blog me deja un mensaje en el correo. La que creo parte personal queda en la reserva; la que creo es compartible aquí la dejo:
Aquí el regalo
Gracias Cristina por tu vídeo. Muy oportuno, como tú.
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