Rubalcaba, Rajoy y Cat Power

Dice Giovanni Sartori que no por mucho cabalgar sobre la palabra democracia debemos evitar la pregunta importante ¿qué es la democracia?

"Sin el marco político democrático (que es en esencia la democracia) no puede haber ni democracia social ni democracia económica".
Y duda Sartori, a su excepcional manera, de que el deber último de la democracia sea la propia democracia. Traigo la reflexión que aquí comparto para apoyar la tesis de que el debate de mañana vulnera algunos de los principios que deberían sustentar la democracia mediática que quizás ya deberíamos haber conquistado. 

El debate Rubalcaba-Rajoy será un debate manipulador y lo será gracias a la estrategia PSOE-PP que, por acción u omisión, han compartido los principales medios de comunicación de España y con ellos la Academía que agrupa a los profesionales que han sido de la radio y la televisión y que ahora se resisten a ir a los parques a dar de comer a las palomas.

Las televisiones privadas, con sus cuentas de resultados en el alambre, no chistan para no asustar a los anunciantes. Las televisones públicas, con sus inanes Consejos de Administración al frente, esconden la cabeza esperando escampe y sabiendo que a partir del 21 de noviembre no les queda sino llorar la derrota en la que llevan trabajando los seis últimos años. A la principal televisión pública de España le preocupa sobremanera el color de las corbatas de los debatientes, el color del escenario, el color de los trajes (el de los debatientes y el de los árbitros de baloncesto que, ¡no se puede ser más absurdo!, cronometrarán los tiempos). Le preocupa sobremanera uno de los titulares de los Telediarios del 8 de noviembre, ése que diga que 38 de cada 100 espectadores eligieron TVE, serán 60 de cada 100 de los que vieron el debate. Menos le preocupa, porque no se atreven, contar con detalle qué hay detrás del color de las siglas de PSOE y PP (no estaba ahí el compromiso de ZP de desgubernamentalizar los informativos). Cada cuál mira por su futuro y nadie por el de los espectadores.  

Sí, la derrota profesional es acromegálica. Un debate sin debate, un debate con tiempos tasados, con temas predeterminados, un debate sin periodismo y sin periodistas, un debate para barrer a las minorias y para demostrar, sólo, que quien manda manda y punto.

Nada nuevo, ya lo contaba hace años Sartori en su visionario "Homo videns"

"El tipo de información que prolifera en la televisión afecta a la política y a los políticos, porque éstos son conscientes de que cada vez es más importante el cuidado de su imagen y lanzar soflamas mediáticas, y menos relevante el actuar de manera responsable en el ejercicio de sus funciones gobernantes".

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1 comentarios:

Ana dijo...

¿Entonces qué, vemos o no el debatucho? Yo lo aguantaré 15 minutos y visto todo ya me lo cuentas. Si lo da el Evole lo veré en su cadena porque me ha gustado su particular debate de hoy.

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