Pierdo peso, mucho, cada día más. He terminado el régimen pero la báscula no recupera. Veintiún gramos menos la semana pasada, la que termina ya se ha llevado 22. Pierdo alma profesional, creo que no el sentido. Pierdo gramos y observo a mis compañeros, muy delgados, apenas en los huesos. Pierden kilos y lo hacen día a día, ya hay compañeros a los que la balanza les da un peso negativo, se pesan y la báscula les despesa. Por suerte no todos.
Y aquí, bailando sobre el gramo, me preocupo por cerebros profesionales citados con el vacío. Dices vacuo y se giran. Los becarios de la redacción, licenciados con escasas posibilidades de ser periodistas, llevan media mañana hablando de no sé qué polémica de no sé qué personajes que, por lo que dicen, son protagonistas de una historia que les encanta, al menos lo parece por la intensidad con la que hablan. Por suerte no todos. Les pregunto sobre periodistas de referencia, creo que me quieren ofender con sus respuestas, no me atrevo ni a escribirlas aquí; Pablo dice Pascual Serrano, hay salida; al menos individual. No es culpa suya, es el particular ébola del que les hemos contagiado. Ha dicho Indro Montanelli:
"Porque
nuestro oficio sigue siendo el de informar interesando. He aquí un bonito
proyecto para el futuro. Comprender, resumir, elegir, informar y explicar. Con
brío, pero con honestidad. Un proyecto para 2 vidas. Les dejo a ustedes este
honor y esta carga. Yo ya hice mi parte".
Eran las 7 y 17. Se me ocurría una fórmula para ahorrar en mi empresa, las cosas de madrugar. A pocas horas de comenzar el Congreso del Partido Popular algunos compañeros me contaban por TVE que bla, que bla y que dos veces bla. Se me ocurría entonces que los jefes de prensa de los partidos podrían elaborar los vídeos que emitimos en los informativos, por momentos creo que ya lo hacen, al menos los del PP y del PSOE. Ya nos dan las imágenes, ya nos dan las ideas, ya nos ocupan los minutados, ya nos toman los consejos de administración. No me molestará nada si se ponen delante de la cámara, por momentos creo que ya lo hacen.
Tranquilidad, no me pegaré un tiro. Siempre están ellos, los que arriesgan por la profesión, los que recogen el testigo de Montanelli. Se llaman Carmen Rengel y Olga Rodríguez y Javier Gutiérrez y Omar Havana y Unai Aranzadi y con ellos mil más. Muchos están en las facultades de periodismo, conozco a unas decenas. Son los que me salvan del tiro; no sólo ellos:
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1 comentarios:
Creo que si antes lo escribes antes lo encuentro. Oportuno
Pascual Serrano
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