Aquí un periodista radical

España es un país en el que las libertades públicas están en retroceso. España es un país que está perdiendo calidad democrática. La defensa de la libertad te promovía para ciudadano ejemplar hace unos años, hoy te convierte en ciudadano radical. Ana García, compañera de La Sexta, lo ha sufrido en primera persona. A Ana le han recortado sus libertades como ciudadana, le han afectado en su libertad, la personal y también la profesional. Durante días le han aplastado la sonrisa, lo han intentado Lo han hecho para que otros, nosotros los periodistas, entendamos el mensaje. La libertad lo es en tanto que se administre como lo mandan quienes nos mandan, dependiendo de quiénes mandan. Peligroso mensaje, necesaria respuesta.

El Director General de la Policía, Ignacio Cosidó, cree que los periodistas musulmanes suponen un riesgo para nuestra democracia. Lo ha dicho y se ha quedado tan pancho. A Ignacio Cosidó tampoco le gustan los laicos y menos los laicos radicales; lo ha dicho en una fundación, en la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales. Fuera de Intereconomia y La Razón, también lejos de la FAES, lo sé por experiencia, hay muchos periodistas independientes de cualquier confesión religiosa. Los hay hasta quienes son periodistas radicales,  radicalmente independientes. Por si la policía los quiere fichar, y por cortesía de Mariano Valladolid, aquí os presento a varias docenas de ellos:

Estos laicos radicales, también periodistas, están apoyando a una potencial delincuente, a una imputada, a un mal ejemplo para la sociedad. Si lo será, mal ejemplo, que una juez le ha imputado de cinco delitos, desobediencia, ocupación ilegal de un inmueble, daños, lesiones y atentado contra la autoridad. Ana García no ha hecho nada más que trabajar y trabajar bien. El delito de Ana es grabar imágenes para que la sociedad española pudiera conocer de una noticia que una cadena de televisión nacional, La Sexta, consideró de interés de la audiencia. Periodismo en libertad, vamos. 
Ignacio Cosidó y el Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, (que tampoco corre para tomar cervezas con un laico) están dándole vueltas a lo que no debería tener ni media vuelta. A Ignacio y a Jorge les gustaría que los periodistas solo escribiéramos con la sintonía del NODO en la cabeza y si puede ser también en el teclado. Por eso están dándole vueltas a cómo leches pueden darle la vuelta a las sentencias de los magistrados del Tribunal Constitucional, esos laicos peligrosos, algunos, que mantienen que el periodista debe trabajar en libertad, sobre todo, en los espacios públicos.
 Son los derechos y límites del periodista gráfico:

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