Es el terreno que pretendo, el de los principios básicos. Caminando por ahí me encontré un día con Eduardo Galeano y tome su mano: “Al fin y al cabo somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”.
El Roto siempre llega antes. Hace 2 años y medio se le ocurrió decirnos que aprovechando nuestros despistes alguien nos estaba poniendo el cartel de saldo, el cartel de la rebaja, el cartel que arrastra la dignidad de las personas. Antes de la crisis estábamos al 70%, quizás ahora nos rebajen hasta los límites del 90%. Sí, yo también pensaba que la reflexión escrita en el artículo "Entregar la cuchara" podía resultar excesiva; hoy pienso que lo más excesivo era mi optimismo. Llevo días leyendo y releyendo sobre el debate generado por una compañera del oficio, por una compañera periodista. Eulalia Sacristán nos contaba hace unos días que el mercado pretende periodistas con experiencia a 300 € al mes, y a veces con suerte porque para redactar, ya lo sabemos, no hay que ser periodista, siempre se puede pagar a medio euro el artículo. Nos hablan de la rebaja del sueldo por no hablarnos de la jibarización de principios profesionales como la ética, la libertad de expresión o la veracidad de la información; entre otros.
Sueldos dignos para los periodistas, pide el maestro Javier Darío Restrepo, como parte del desafío ético que el oficio necesita. La libertad de expresión será mediocre si no resolvemos el salario de los periodistas, y continúa el profesor Restrepo:
En todo el continente parece una maldita regla que a los periodistas se les pague mal".
Mil veces expondré la idea para que mil veces sea derrotada. Generar contenidos informativos es hoy más fácil que sorber sopa, generar contenidos formativos está sólo al alcance de los profesionales. Las empresas de la información no pueden dimitir de su responsabilidad, no es lo mismo fabricar contenidos que cuidar de la calidad de las lechugas. El negocio es el negocio no es frase que se pueda conjugar con esta profesión. Mil veces repetida, mil veces derrotada. A los periodistas se nos busca en las facultades y no en las tiendas de los chinos. O lo entendemos o acabamos con la profesión. Hoy mejor que mañana.
Gracias, Roberto, porque he seguido de cerca #gratisnotrabajo y LA PRIMERA REFLEXIÓN que no va dirigida al débil, al currelo. A raíz del TT, a mí que debo parecer accesible, me han seguido 4 que, sin ser periodistas, me están contando tantas cosas de la profesión... Es difícil separar el negocio de la profesión, piensa que... al lado de un periodista siempre hay varios QUE GANAN!
Intento que mi vida no acelere, nunca. Intento vivir a 60 pulsaciones, siempre. Intento no ser igual y en ese esfuerzo pretendo, siempre que puedo, no parecer distinto.
Mi vida profesional, e intento que también la personal, va de la mano de una de las grandes frases que el genial director de cine Jonathan Demme nos regaló en la no menos genial "El silencio de los corderos".
“Principios básicos agente Starling” le decía el doctor Lecter a Jodie Foster. Y la vida es así. Los principios básicos nos mueven las emociones, nos hacen cercanos y queridos, quizás lejanos y odiados. Todo dependerá de cómo los sepamos administrar.
En la palabra, en la distancia corta, en la mano abierta, ahí se refugian las claves de nuestras vidas. Ahí todos somos iguales…y todos somos diferentes. “Se tú e intenta ser feliz pero ante todo se tú”. De Lecter a Charlie Chaplin.
Y así se forja mi vida (creo que también la tuya). Cuanto más creo saber mejor administro la sencillez. No es ninguna paradoja; administrar lo sencillo es terriblemente complejo. Los miedos y las inseguridades son ingredientes que forjan nuestra identidad, son parte del ADN del yo. ¡No hagas esto!, ¡no hagas lo otro!, ¡no molestes!, ¡no metas ruido!, ¡deja paso!, ¡no comas mucho!, ¡come más!, ¡anda más despacio!, ¡anda más deprisa!
A ver quién es el guapo que sale indemne de tanta ley. Y uno llega a los 40 (fue mi caso hace 6 años) y mira hacia atrás con el vértigo de todo lo que le queda por hacer si mira hacia delante. Esa máxima para quienes administran bien porque todos conocemos a muchas personas que a los 40 ya deciden cerrar la atalaya. Luego, ¡es normal!, se quejan porque el corazón se les llena de musgo.
Y en ese tránsito las circunstancias me llevaron a estudiar “Ciencias de la Información” (Universidad del País Vasco UPV/EHU), una de las carreras más ampulosas que conozco, etérea como el humo, más por vaga que por sutil. Cinco años de clases, que no estudios, a cambio de un título. “La información no sirve de nada si por ella no pasa la vida”.
Años después llegó Emilio Lledó (mi principal maestro). Con él una frase (la leída) puso en su sitio a los casi 30 enseñantes (ni profesores, ni maestros) que mal que bien se ganaron su sueldo en la Facultad. Encajado a Lledó ya no me interesa la información sin comunicación; ahí me empeño. Por lo menos el título me ha permitido 20 años de ejercicio profesional, siempre en la televisión pública de España (TVE). En esa práctica pretendo ser periodista. Si no llegó quizás me quede en comunicador; no es mala meta frente a quienes se conforman con ser licenciados.
Y en el otro tránsito, en el de los principios fundamentales, está la gente que ha decidido regalarme parte de su vida; Inma, Ander y Amaia. Principios básicos. Agua, tierra, aire y fuego.
2 comentarios:
Gracias, Roberto, porque he seguido de cerca #gratisnotrabajo y LA PRIMERA REFLEXIÓN que no va dirigida al débil, al currelo. A raíz del TT, a mí que debo parecer accesible, me han seguido 4 que, sin ser periodistas, me están contando tantas cosas de la profesión... Es difícil separar el negocio de la profesión, piensa que... al lado de un periodista siempre hay varios QUE GANAN!
Hola Nieves. Siempre un placer verte por aquí y por allá. Gracias por tu tino, gracias por saber colocarte siempre en la trinchera adecuada
Escribe Natxo Marcet
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