Es el terreno que pretendo, el de los principios básicos. Caminando por ahí me encontré un día con Eduardo Galeano y tome su mano: “Al fin y al cabo somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”.
Lo han conseguido, me han echado de los informativos de la televisión. No me he ido sólo porque la información se viene conmigo, cogidos de la mano. Si las empresas, si las televisiones, deciden que la noticia no cotiza, que no debe estar en pantalla, nadie debe esperar que yo sea fiel a esta desaparición. Que no me pretendan si lo que quieren es una cita con la nada.
Eran las 9 y 10 de la mañana. Dos horas después de que, recién levantado, viera a Rajoy en La 1. Una hora después de que, recién duchado, viera a Rubalcaba en La 1. Cinco minutos antes de que, recién sentado en el Horno en el que desayuno desde hace 6 años, viera al lehendakari Patxi López en La 1. Invasión total, donde no estaba el PP estaba el PSOE y entre uno y otro CIU, IU o CC. Los políticos han tomado los informativos, al menos los de La 1.
Y me iba a la radio del móvil y buscaba la solución en la SER. Buscaba una respuesta en quien casi nunca falla y hoy sí lo ha hecho, viene siendo norma, quizás excepción, no lo sé. Francino entrevistaba a Elena Valenciano (PSOE), 15 minutos para no decir nada, lo previsto de antemano. Información con el mismo interés que multiplicar por el infinito el número cero, ya lo hizo Arthur Koestler para contarnos cómo funcionaban los mecanismos de destrucción de la personalidad.
"La televisión no informa. La televisión es un elemento del sistema para perpetuarse. Creo que la televisión debe ser extirpada de nuestras casas lo más radicalmente posible"
Y entonces lo he hecho, por primera vez en mi vida. He dejado la información para hacer de periodista. He ido al menú del móvil y he buscado en GALERÍA y luego en MÚSICA Y VÍDEOS y luego en TODAS CANCIONES y he dado un puñetazo en la mesa, un puñetazo lleno de amor a la profesión. "Fistful of love".
Intento que mi vida no acelere, nunca. Intento vivir a 60 pulsaciones, siempre. Intento no ser igual y en ese esfuerzo pretendo, siempre que puedo, no parecer distinto.
Mi vida profesional, e intento que también la personal, va de la mano de una de las grandes frases que el genial director de cine Jonathan Demme nos regaló en la no menos genial "El silencio de los corderos".
“Principios básicos agente Starling” le decía el doctor Lecter a Jodie Foster. Y la vida es así. Los principios básicos nos mueven las emociones, nos hacen cercanos y queridos, quizás lejanos y odiados. Todo dependerá de cómo los sepamos administrar.
En la palabra, en la distancia corta, en la mano abierta, ahí se refugian las claves de nuestras vidas. Ahí todos somos iguales…y todos somos diferentes. “Se tú e intenta ser feliz pero ante todo se tú”. De Lecter a Charlie Chaplin.
Y así se forja mi vida (creo que también la tuya). Cuanto más creo saber mejor administro la sencillez. No es ninguna paradoja; administrar lo sencillo es terriblemente complejo. Los miedos y las inseguridades son ingredientes que forjan nuestra identidad, son parte del ADN del yo. ¡No hagas esto!, ¡no hagas lo otro!, ¡no molestes!, ¡no metas ruido!, ¡deja paso!, ¡no comas mucho!, ¡come más!, ¡anda más despacio!, ¡anda más deprisa!
A ver quién es el guapo que sale indemne de tanta ley. Y uno llega a los 40 (fue mi caso hace 6 años) y mira hacia atrás con el vértigo de todo lo que le queda por hacer si mira hacia delante. Esa máxima para quienes administran bien porque todos conocemos a muchas personas que a los 40 ya deciden cerrar la atalaya. Luego, ¡es normal!, se quejan porque el corazón se les llena de musgo.
Y en ese tránsito las circunstancias me llevaron a estudiar “Ciencias de la Información” (Universidad del País Vasco UPV/EHU), una de las carreras más ampulosas que conozco, etérea como el humo, más por vaga que por sutil. Cinco años de clases, que no estudios, a cambio de un título. “La información no sirve de nada si por ella no pasa la vida”.
Años después llegó Emilio Lledó (mi principal maestro). Con él una frase (la leída) puso en su sitio a los casi 30 enseñantes (ni profesores, ni maestros) que mal que bien se ganaron su sueldo en la Facultad. Encajado a Lledó ya no me interesa la información sin comunicación; ahí me empeño. Por lo menos el título me ha permitido 20 años de ejercicio profesional, siempre en la televisión pública de España (TVE). En esa práctica pretendo ser periodista. Si no llegó quizás me quede en comunicador; no es mala meta frente a quienes se conforman con ser licenciados.
Y en el otro tránsito, en el de los principios fundamentales, está la gente que ha decidido regalarme parte de su vida; Inma, Ander y Amaia. Principios básicos. Agua, tierra, aire y fuego.
2 comentarios:
Te notaba un poco ¿dormido? NO, error de apreciación. como siempre, ya lo sabes.
Aquí una de una colega, de los que tenéis que aguantar el tipo, esos que os dicen "los imprescindibles".
Olga Rodríguez
Publicar un comentario