Un boca a boca a dos bocas (Antonio y Paloma)

Me sentaba junto a ella, en un banco del Parlamento. Ella es cualquiera, buena compañera, fumaba y no me importaba, intentaba evitar su humo, no sus palabras. Cinco minutos de espera, suficientes para acercar las almas, aunque fuera un resquicio. "Roberto, esto se lo han cargado y ya no hay nada que hacer". Antes de ella era él, Alfredo, compañero de EFE, a las puertas de un ERE, uno de los primeros periodistas que conocí al llegar a Sevilla en 1990, en su momento lo admiré, ahora más. "Roberto, esto se lo han cargado y ya no hay nada que hacer". Palabras previas a la espera, nos contaban la memoria de la Cámara de Cuentas de Andalucía, año 2011, trabajo de fiscalización sobre la ejecución del Presupuesto de la Junta.  Muchos números, mucho trabajo contable, miles de horas de estudio. Palabras evanescentes para los periodistas allí reunidos, para la mayoría de ellos. Evanescentes por elevadas y rigurosas, por complicadas para el periodismo no especializado. Diez periodistas en la sala, redondeo. Los escucharán, verán o leerán cientos de miles de andaluces, desinformación pura, absoluta. "Roberto, esto se lo han cargado". Un periodista pregunta sobre los ERE de la Junta, titular seguro, ningún interés en la respuesta; (el periodista cobra según publica y publica según pregunta). Hecha la pregunta 20 € la media página, serán 80 a la semana, 400 € con suerte al final de mes. Caña a la Junta de Andalucía, fondo de reptiles, presunciones de la nada.  Bla, bla, bla, periodismo evanescente, desmoronado, barato, desinformado, camino del adiós.

Sucedía hoy como ayer y mañana. "Roberto, me decía Enrique, nos ponen la pistola en la sien y si no disparas disparan". No, ni pistola ni sien ni disparo. El periodismo vive, respira, inspira porque no ha muerto, no morirá. Mueren los medios porque los contables cierran los balances en rojo. No hay beneficio no hay cabecera, sí periodistas. Antonio Pampliega y el maestro.
El boca a boca escribía. Paloma me respira sin rozar los labios. Corto y pego sus palabras, escribe una periodista, otra de miles. Es buena, muy buena, es amiga.
"Seguro que conoces esta historia. Seguro porque es de las que te emocionan. Un beso, amigo.

En los años 70, Marina Abramovic mantuvo una intensa historia de amor con Ulay. Pasaron 5 años viviendo en una furgoneta realizando toda clase de performances. Cuando su relación no daba para más, decidieron recorrer la Gran Muralla China empezando cada uno de un lado para encontrarse en el medio, abrazarse y no volver a verse nunca más.23 años después, en 2010, cuando Abramovic ya era una artista consagrada, el MoMa de NYC dedicó una retrospectiva a su obra. Dentro de la misma, Marina compartía un minuto en silencio con cada extraño que se sentaba frente a ella. Ulay llegó sin que ella lo supiera, y esto es lo que pasó".
Separarse no es dejar de amar, y no siempre sabemos si lo hacemos por las razones adecuadas. Qué harías tu, algunas personas esperan que la pareja después de 20 años sea como cuando vivimos ese amor intenso y algunas veces necesitas dejarlo ir desde el corazón.
Marina Abramović y Ulay tuvieron una apasionada relación amorosa en la década de los 70's. Cuando sintieron que se extinguía, hicieron un pacto: recorrerían la Muralla China, cada quién desde un extremo para encontrarse en el centro, darse un fuerte abrazo y no volver a verse. 
Muchos años después ella expuso su arte en el Museo de arte MOMa y él se presentó sin que ella lo supiera. 
Como parte de la exhibición, ella se sentaría un minuto en silencio y sólo mirándose a los ojos expresarían su sentir después de haber visto la exposición, frente a ella. Observa lo que pasó cuando sorpresívamente, él se sentó frente a ella.

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3 comentarios:

Makeni-Neko dijo...

Emotivo reencuentro,gracias por compartir con tod@s los que te seguimos

Roberto Lakidain dijo...

Hola Makeni (-_-). El reencuentro es lo que tú ves. Es emotivo, escribes, porque sabes verlo, porque así es tu mirada, porque así eres y vives. Camino cibernético para seguirnos. Abrazo.

Anónimo dijo...

Emotivo reencuentro

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