Es el terreno que pretendo, el de los principios básicos. Caminando por ahí me encontré un día con Eduardo Galeano y tome su mano: “Al fin y al cabo somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”.
Que nadie espere respuestas de mi memoria. Suelo saber que las cosas han sucedido, no soy capaz de saber cuando. Sí recuerdo que era en Bilbao, un concierto en la Plaza de Toros, cantaba Joan Baez. Me sorprendió que aquella guitarra mostrara los primeros acordes de una de las grandes canciones de la cultura vasca, me sorprendió menos que Joan Baez ni imaginara la reacción de aquel auditorio; quizás por eso se emocionó hasta el extremo y, ahogada por la emoción, ella y su invitada (Mercedes Sosa) dejaron de cantar; el público no. Desde hace unos años intento hacerme con aquel momento, hoy ya sé que solamente puede rescatarse desde la memoria. Entonces tampoco sabía que aquel momento pasaría al acerbo de los PRINCIPIOS BÁSICOS, el lugar donde menos es más.
Hegoak ebaki banizkio
nerea izango zen,
ez zuen aldegingo.
Bainan, horrela
ez zen gehiago txoria izango
eta nik...
txoria nuen maite.
(Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,
no habría escapado.
Yo estaba allí y seguramente contigo, recuerdo que fue realmente un momento mágico de esos que quedan almacenados en algún lugar recondito de nuestro cerebro y a veces necesitamos que alguien retire el polvo de ese recuerdo y aflore de nuevo a la superficie. Espero que tu BLOG dure y me permita recuperar otros momentos mágicos y por que no descubrir otros nuevos.mila ezker
Intento que mi vida no acelere, nunca. Intento vivir a 60 pulsaciones, siempre. Intento no ser igual y en ese esfuerzo pretendo, siempre que puedo, no parecer distinto.
Mi vida profesional, e intento que también la personal, va de la mano de una de las grandes frases que el genial director de cine Jonathan Demme nos regaló en la no menos genial "El silencio de los corderos".
“Principios básicos agente Starling” le decía el doctor Lecter a Jodie Foster. Y la vida es así. Los principios básicos nos mueven las emociones, nos hacen cercanos y queridos, quizás lejanos y odiados. Todo dependerá de cómo los sepamos administrar.
En la palabra, en la distancia corta, en la mano abierta, ahí se refugian las claves de nuestras vidas. Ahí todos somos iguales…y todos somos diferentes. “Se tú e intenta ser feliz pero ante todo se tú”. De Lecter a Charlie Chaplin.
Y así se forja mi vida (creo que también la tuya). Cuanto más creo saber mejor administro la sencillez. No es ninguna paradoja; administrar lo sencillo es terriblemente complejo. Los miedos y las inseguridades son ingredientes que forjan nuestra identidad, son parte del ADN del yo. ¡No hagas esto!, ¡no hagas lo otro!, ¡no molestes!, ¡no metas ruido!, ¡deja paso!, ¡no comas mucho!, ¡come más!, ¡anda más despacio!, ¡anda más deprisa!
A ver quién es el guapo que sale indemne de tanta ley. Y uno llega a los 40 (fue mi caso hace 6 años) y mira hacia atrás con el vértigo de todo lo que le queda por hacer si mira hacia delante. Esa máxima para quienes administran bien porque todos conocemos a muchas personas que a los 40 ya deciden cerrar la atalaya. Luego, ¡es normal!, se quejan porque el corazón se les llena de musgo.
Y en ese tránsito las circunstancias me llevaron a estudiar “Ciencias de la Información” (Universidad del País Vasco UPV/EHU), una de las carreras más ampulosas que conozco, etérea como el humo, más por vaga que por sutil. Cinco años de clases, que no estudios, a cambio de un título. “La información no sirve de nada si por ella no pasa la vida”.
Años después llegó Emilio Lledó (mi principal maestro). Con él una frase (la leída) puso en su sitio a los casi 30 enseñantes (ni profesores, ni maestros) que mal que bien se ganaron su sueldo en la Facultad. Encajado a Lledó ya no me interesa la información sin comunicación; ahí me empeño. Por lo menos el título me ha permitido 20 años de ejercicio profesional, siempre en la televisión pública de España (TVE). En esa práctica pretendo ser periodista. Si no llegó quizás me quede en comunicador; no es mala meta frente a quienes se conforman con ser licenciados.
Y en el otro tránsito, en el de los principios fundamentales, está la gente que ha decidido regalarme parte de su vida; Inma, Ander y Amaia. Principios básicos. Agua, tierra, aire y fuego.
1 comentarios:
Yo estaba allí y seguramente contigo, recuerdo que fue realmente un momento mágico de esos que quedan almacenados en algún lugar recondito de nuestro cerebro y a veces necesitamos que alguien retire el polvo de ese recuerdo y aflore de nuevo a la superficie.
Espero que tu BLOG dure y me permita recuperar otros momentos mágicos y por que no descubrir otros nuevos.mila ezker
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