Fukushima, el terror
Estábamos equivocados, yo el primero. Nos advirtieron de catástrofes impensables y la realidad desborda cualquier derroche de imaginación, por exagerado que éste pareciera. Lo que nos dijeron que podía pasar ha pasado. En Namie Tsushima, a 30 kilómetros de Fukushima, ha nacido un conejo sin orejas, la mutación de la especie humana podría no estar lejana. Hay fotografías que lo corroboran, hay imágenes que cuentan la verdad; imposible escapar a esta particular guerra de los mundos. Las televisiones de España, salvo excepciones, nos muestran la imagen y con imagen no hay discusión, sólo share y espectáculo. El periodismo vuelve a mirar a Fukushima, que nadie piense que nos habiamos olvidado de ellos; quizás sí de su gente pero en ningún caso de sus conejos. Y luego están las noticias menores, las que no salen o apenas salen en la televisión. Noticias menores como la que llegaba recientemente desde la Comisión Europea y había que buscar y rebuscar para dar con ella:
















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2 comentarios:
Pasaba por aquí
Para completar
Lo tenía que poner, quizás de aquí a unos años haga mi tesis sobre "Periodismo y rigor" y será momento para anécdotas como esta:
Fukushima ya está aquí
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